En las décadas del 30 y del 50, en Europa se destacó un equipo que para su época fue una verdadera revelación, nos referimos a la selección de Hungría. Por su forma de juego y por su capacidad goleadora, fue denominada como "Los Húngaros" y también fue denominada como el equipo de oro, por lograr la medalla de oro en las olimpiadas durante tres veces consecutivas en ese periodo.
Simultáneamente en la ciudad de Oruro, nació San José (1942), un equipo que a la larga estaría cargada de mucha historia, sin embargo, desde su inicio se destacó por tener entre sus filas a jugadores que daban el alma, la vida y el corazón en cada partido. Aquel trabajo de sacrificio y entrega tuvo sus resultados en 1955 cuando por primera vez salió campeón del fútbol nacional. Pero por añadidura, los cronistas deportivos de la época bautizaron a ese equipo "santo" como "los húngaros", haciendo una comparación del nivel de juego que tenía la selección de Hungría.
ESCÓBAR
En ese elenco de destacados deportistas hubo uno que desde su inicio llevó en el corazón, la simbólica "V" azul, y lo hizo hasta que Dios lo llamó al lado de su diestra la madrugada del reciente 16 de mayo.
Esa estrella se llamó Armando Escóbar Carrillo, apodado cariñosamente como "El Chueco". Si bien nació en la ciudad de Cochabamba el 11 de julio de 1931, su vida daría un cambio de residencia. Desde muy pequeño se fue a vivir al municipio de Machacamarca, distante a 35 kilómetros al Sur de la ciudad de Oruro.
Fue precisamente en ese lugar que dio sus primeros pasos en el fútbol y como una persona disciplinada se formó como un jugador íntegro.
Una vez en la ciudad de Oruro, pasó a filas de San José y estuvo como parte del plantel durante 15 años, dedicándole de esa manera prácticamente toda su vida deportiva.
Él estuvo dentro de las filas del equipo "santo" denominado en 1955 como "los húngaros", al lograr el primer título nacional.
Era un jugador completo, destacado en el campo de juego, aquella situación le permitió ser tomado en cuenta en el Club Always Ready de La Paz, equipo que lo llevó a Europa con la finalidad de participar en una gira por ese continente.
Su consagración fue en 1955 cuando San José se coronó campeón del torneo más importante del fútbol boliviano en ese momento, denominado como "Tres Ciudades".
SELECCIÓN
La calidad de juego del "Chueco" Escóbar le permitió también vestir la casaca de la Selección Nacional. En 1957 lució por primera vez la verde, aquella situación se repitió nuevamente en 1962, cuando el equipo de todos jugó la Copa "Paz del Chaco". En esa oportunidad anotó a la selección paraguaya un gol, partido que se jugó en Asunción.
Todo parecía que sería parte del seleccionado nacional que jugaría un año después la Copa América realizada en Bolivia, y donde el local se consagró campeón Sudamericano.
Sin embargo, algo pasaría. En la preparación del seleccionado boliviano se realizó un cronograma de partidos. Entre esos encuentros le tocó jugar con San José, Escóbar vestía la verde y durante el partido tuvo la oportunidad de meter un gol al equipo de sus amores, pero, tanto era el sentimiento por el elenco que le vio nacer, que decidió pifiar el remate y evitar anotar el tanto.
El entrenador de la Selección se enfureció y determinó radicalmente que Escóbar no sería parte del equipo por esa acción, narró en vida Armando Escóbar.
A lo largo de su vida, no solo como jugador, sino también como dirigente deportivo e incluso cuando estuvo pasivo, dio su vida por San José. Cuando cumplía años su equipo, él era siempre el primero en estar.
Ese amor y cariño que tuvo por su club, debe servir de ejemplo para que las generaciones actuales y futuras sepan que tener pasión por lo que se hace o se tiene, es un tesoro invaluable, que solo se reconoce cuando uno es llamado al lado de Dios.
Escóbar fue ese ejemplo y a días de su partida, decimos simplemente gracias por compartir su juego, su experiencia, y su lucha constante por San José, a quien le dedicó toda su vida.
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