miércoles, septiembre 10, 2014

Viuda de Jesús Bermúdez está recluida en asilo de La Paz

Pese a que tiene más de un centenar de años, muestra lucidez en su razonar, tiene la mirada esperanzada y paso firme.

Alicia Tovar Loayza, la viuda de una eminencia del fútbol boliviano, Jesús Bermúdez es la más anciana del hogar “María Esther Quevedo”, dependiente del Servicio de Gestión Social de La Paz.

Hace 31 años está sumida en su soledad, entre cuatro paredes frías y con muchas ansias de contar todo lo caminado en más de un siglo de vida, siendo la compañera de un “crack” del fútbol nacional a cuyo honor le debe el nombre el estadio orureño.

“Tengo a mi hijo que vive en Argentina, pero él no sabe si estoy muerta o viva por eso no sé nada de él ni he podido buscarle. Cada día amanezco con la esperanza de verlo”, fueron las primeras palabras de la longeva.

Alicia nació en el departamento de Oruro el 15 de septiembre de 1904 en la calle La Paz sector Ranchería. Ella es una orgullosa mujer de pollera y sombrero.

La apoya para caminar un bastón que la acompaña todos los días. Se ve muy lúcida, sin embargo, personal del Servicio Departamental de Gestión Social (Sedeges) -resistente a esta entrevista- afirma que “la mujer sufre de demencia”, sin mostrar documentos médicos que sustenten tal aseveración.

En conversación con EL DIARIO, Tovar relató que su esposo falleció en un partido de fútbol luego de que de forma incesante y permanente realizara esta actividad deportiva, motivo por el cual tuvo que inmigrar a La Paz en busca de su único hijo, a quien considera como la razón de su vida.

“Al verme sola y sin ayuda tuve que venir a vivir aquí a La Paz no conocía nada, me viene solita y ahora también me siento sola”, dijo.

Durante la conversación la longeva expresó que tiene el “deseo” de ver a su hijo: “Él se llama Jesús Bermúdez está en Argentina y trabaja en el periódico el Clarín de la tarde, pero no se acuerda de mí. Tal vez no sabe que aún estoy viva o que le sigo esperando acá en la ciudad de La Paz”.

Doña Alicia como le llaman sus compañeros aún tiene energías para salir a caminar a paso firme y sin mucha ayuda, ya no puede ver bien, pero escucha a la perfección cada una de las preguntas que realiza EL DIARIO.

Durante la entrevista, Tovar sostuvo que dentro del refugio María Esther Quevedo es víctima de discriminación y maltrato por parte de los responsables del Sedeges, quienes desestimaron las acusaciones asegurando que la señora sufre un problema mental de demencia senil.

Empero, EL DIARIO tuvo que efectuar su trabajo fuera del centro de asilo para evitar represalias.

SEDEGES

La directora administrativa del Sedeges, Yeny Sarate, informó que Alicia Tovar sí tiene apoyo, desestimó también que la viejecita estuviera sola y abandonada.

Aseguró que es una de las internas más antiguas que tiene el refugio de ancianos Quevedo. Su antigüedad data de más de 30 años en el Centro, asimismo aseguró que según documentos reales la anciana ya tiene 108 años de vida.

“Estamos haciendo un levantamiento, un diagnóstico de la población porque contamos con el profesional médico, nosotros actualmente somos parte de la nueva administración”, justificó.

Indicó también declaraciones de que la anciana estuviera recibiendo maltrato por parte de los funcionarios y afirmó que su familia no quiere hacerse responsable de ella.

En el ocaso de la vida muchos ciudadanos deben recluirse en un Centro para Ancianos y como Alicia, muchos anónimos deben recibir migajas de una sociedad indolente que en vez de dar, les resta beneficios.

EL DIARIO concluyó la nota en medio de más de diez personas de la tercera edad que también pedían ser escuchados, atendidos y librados del abandono de sus parientes.

Otro ciudadano centenario, con los pies descalzos caminaba por la calle Jaén, completamente solo, sin que nadie lo guíe. Era también interno del Hogar “María Esther Quevedo”.

JESÚS BERMÚDEZ

Jesús Bermúdez fue un gran arquero que tuvo la selección boliviana que participó en el primer mundial de la historia del fútbol (Uruguay 1930). Bermúdez, orureño de nacimiento, defendió el pórtico de varios equipos de esa ciudad; demostró muy buenas aptitudes y condiciones, pero sobre todo una conducta muy correcta, lo que mereció que en su honor el estadio de Oruro lleve su nombre.

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