Fernando Vargas tiene un pasado exitoso por el fútbol de la Liga y con más alegrías que tristezas, pese a que una grave lesión frenó su ascendente carrera deportiva cuando iniciaba el despegue en el profesionalismo. Jugó en los cinco equipos cruceños, Real Santa Cruz, Oriente, Blooming, Destroyers y Guabirá, además del descendido Independiente Petrolero, de Sucre, y San José, de Oruro, donde disputó su última temporada, con 37 años, aquejado por una lesión de meniscos.
Tenía solo nueve años cuando dejó su natal Vallegrande en busca de grandes desafíos en la emergente Santa Cruz. De entre todos los deportes, que no había muchos para elegir por aquella época, siempre tuvo una inclinación especial por el fútbol, y siempre jugó de arquero, en la posición que todos lo conocieron. Ni siquiera cuando salió del anonimato y su nombre empezó a ser más familiar en el ámbito futbolístico dejó de tener un perfil bajo. Fue un buen arquero, trabajador, soñador, sin alardes, de aquellos que se fijaban una meta e iban por ella. El fútbol le enseñó muchas cosas y lo hizo amigos de grandes figuras.
Sus inicios fueron en las inferiores de Real Santa Cruz, en una época en la que el equipo era integrado solo por nacionales. Después comenzaron a llegar extranjeros y al ver que no iba a tener chance, fue a parar a Municipal Braniff, de la Primera A, siguiendo los consejos del profesor Orlando Suárez, que era el DT. Después jugó en Amboró y Libertad, antes de volver a Real Santa Cruz, más fogueado y con perspectiva de ser titular.
En el equipo albo coincidió con Darío Rojas hasta que el paraguayo fue transferido a Oriente Petrolero, en 1991. En 1992, gracias a su buen desempeño en el equipo albo, el club albiverde compró su pase y justo en su debut se fracturó la tibia y peroné, en un partido frente a Orcobol.
Una lesión determinante
Esa lesión, cuando empezaba a alzar vuelo en el fútbol grande, fue determinante. Estuvo parado todo el año 92 y al volver al año siguiente a Oriente encontró poca luz para ser titular. En 1994 tuvo un paso fugaz por Blooming y en 1995 volvió al equipo verdolaga. Posteriormente jugó en San José, Independiente Petrolero, Destroyers, Guabirá y en 2001 volvió al equipo orureño, para lograr el ascenso a la Liga.
Como su actuación fue clave para que el club santo volviera a la Liga, la dirigencia lo tuvo hasta 2005, donde jugó su último año. Desde entonces trabajó en varios equipos como preparador de arqueros.
Es un agradecido al fútbol porque lo ayudó a crecer como persona. Del fútbol actual dice que no se compara al de su época y le inquieta ver que Santa Cruz no promueve jóvenes figuras como antes. “Los jugadores de ahora están más estables porque sus contratos se respetan. Yo jugué como 15 años y siempre me quedaron debiendo”, manifestó, a propósito de la importancia de Fabol
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