lunes, febrero 17, 2014

Hace un año Kevin partió y las heridas persisten



La herida por la partida de Kevin sigue abierta y nada calma el dolor de la familia Beltrán Espada. El joven hincha de San José murió el 20 de febrero del año pasado en el estadio Jesús Bermúdez durante el partido frente al Corinthians por la Copa Libertadores de América.

Una bengala lanzada desde donde estaba ubicada la hinchada del club brasileño impactó en su rostro y lo mató instantáneamente. Seis meses después, el caso fue cerrado y archivado porque no se pudo hallar al o a los culpables.

Fue un fatídico miércoles, cuando a los cinco minutos del primer tiempo un grupo de miembros de la barra “Gaviões da Fiel” que acompañó al equipo brasileño festejó un gol con pirotecnia.

Limbert Beltrán, padre de Kevin, admite que el dolor aún es grande en el corazón por la ausencia de su hijo. Con su esposa Carola y sus pequeños Johan, Alejandra y Matías tratan de hallar paz.

“Estamos en un periodo de recomposición familiar. Me estoy reencontrando con mis hijos, a quienes privé del cariño de padre durante este tiempo. De golpe me quitaron a Kevin y cuando queremos continuar la vida con sus hermanitos sentimos su ausencia, eso lastima. Su recuerdo siempre está presente en sus cosas, en los lugares por los que pasaba”.

Kevin era hincha de San José, vivía en Cochabamba y obtuvo el permiso de sus padres para viajar con su primo a ver al equipo estrenarse en la Libertadores, pero encontró la muerte en la tribuna del estadio Bermúdez.

Tenía 14 años y era estudiante del colegio Edmundo Bojanowsky, ubicado en el sector de Pacata Alta, en la zona norte del territorio valluno. En ese centro educativo su padre es profesor en el turno de la noche y a diario transita por el recinto por donde caminaba su hijo.

“A cada paso me acuerdo de él. Mi esposa ha quedado totalmente destrozada, aunque ahora trata de superarlo. También quedó afectado mi hijo Johan”.

Doce hinchas del club brasileño fueron aprehendidos la misma noche del partido y al día siguiente fueron remitidos a la cárcel de San Pedro de la capital de Sebastián Pagador para ser sometidos a investigación.

Después de la tragedia, Corinthians ofreció un aporte económico solidario de $us 200.000 a la familia, luego perdió el contacto y cuando se reanudó éste, el ofrecimiento final fue de $us 50.000 a cambio de un desistimiento en el proceso. Beltrán rechazó la propuesta de no seguir en la vía legal, pero el dinero le llegó y hechos los descuentos recibió $us 49.700.

La Federación Boliviana de Fútbol (FBF) prometió aportar con Bs 150.000 de la recaudación del partido que el 6 de abril Bolivia jugó contra Brasil. Sin embargo, Beltrán dijo que ese dinero hasta ahora no llegó.

“Hemos sufrido mucho. Nos encontramos de pronto con un proceso legal y en mi ignorancia en estos asuntos confiamos en gente que administra la justicia; los medios presionaron a mi familia, no a los abogados ni a los jueces. Este año ha sido un martirio y eso influyó para que el caso quede cerrado, hubo presiones incluso políticas que terminaron por agotarnos”, dice Beltrán.

Los amigos que Kevin tenía en el colegio Edmundo Bojanowsky mandarán a oficiar una misa en su memoria en el mismo establecimiento. La familia lo recordará en la intimidad.

“Vamos a darnos el tiempo para reflexionar y reencontrarnos con mi hijo espiritualmente. Las heridas siguen y se abren más a un año de su partida. Hoy es difícil cerrarlas”.

Siguen causando problemas

Al menos tres de los 12 hinchas que estuvieron arrestados en la cárcel de Oruro fueron protagonistas de hechos de violencia entre barras en los últimos meses en Brasil.

El diario Gazeta Esportiva informó que Raphael Machado Castilho de Aráujo (19 años) intercambió disparos con efectivos de la Policía en Santo Estevao, en el estado de Bahía. En la balacera fue herido y conducido con escolta policial a un hospital. Fue acusado por tentativa de homicidio y tenencia ilegal de armas.

En agosto del año pasado hubo una pelea entre hinchas del Corinthians y del Vasco da Gama en el estadio Mané Garrincha, de Brasilia. Las cámaras de seguridad en el escenario filmaron la trifulca y se logró identificar a Leandro Silva de Oliveira como uno de los incitadores a la violencia. Un informe de televisión dice que peleó con policías y que tuvieron que utilizar gas pimienta para neutralizarlo.

Hace poco —el 4 de este mes— por lo menos un centenar de miembros de los “Gaviões da Fiel” cortó una malla metálica de la cancha e irrumpió en el sitio de entrenamientos del primer plantel y agredió a los jugadores. Entre los atacantes estaba Thiago Aurelio do Santos Ferreira.

Los reportes noticiosos más recientes señalan que la hinchada del famoso club está molesta con la campaña del equipo y su ira estalló después de que el Santos goleó al Corinthians 5-1 por el torneo paulista.

Un decreto para la seguridad

Norma

El Ministerio de Gobierno impulsó en el país el Decreto Supremo 1515, que entró en vigencia el 6 de marzo del año pasado, para garantizar la seguridad en los estadios.

Prohibiciones

Entre las restricciones está la de usar fuegos artificiales, banderas, portar armas y utilizar máscaras en los espectáculos deportivos.

Caso cerrado, sin culpables, en Oruro y en Sao Paulo

Con la liberación de los 12 hinchas del Corinthians que estaban recluidos en la cárcel de San Pedro de Oruro se cerró el caso en el país. Lo mismo sucedió en Sao Paulo, donde un menor se entregó a la Justicia como culpable de la muerte de Kevin Beltrán Espada.

El 2 de agosto del año pasado, los últimos cinco aficionados del club que estaban en el penal orureño fueron liberados, un par de semanas después de que otros siete habían recibido el mismo beneficio, pues no se logró hallar durante las investigaciones indicios de culpabilidad.

Germán López Moya (foto) es juez de ejecución penal de Oruro y siguió de cerca el caso como otros, pues su labor es que no se vulneren los derechos de los internos en el penal.

“A mi criterio el delito ha quedado impune. He cuestionado el sobreseimiento de los hinchas porque hubo una muerte y no se hizo una investigación profunda”.

El menor brasileño H. A. M., de 17 años, se entregó a una división de la Policía de Sao Paulo como autor de la muerte de Espada, pero en agosto de 2013 el caso fue legalmente archivado.


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