La Paz - Bolivia.- La escena, casi siempre la misma, muestra a los dirigentes con la sonrisa a flor de labios, al jugador con una felicidad que no le cabe en el pecho porque acaba de recibir un suculento cheque y un papel en el cual se debe firmar un contrato.
Los hinchas aparecen gritando el nombre del contratado y los periodistas se encargan de llevar después las palabras del futbolista que por lo general habla de que se le ha "cumplido el sueño" de vestir la casaca de tal o cual equipo.
Algunos semanas después, o en el mejor de los casos algunos meses, la figura parece haber cambiado dramáticamente para pesar de los aficionados, los dirigentes y, cómo no, del propio jugador. ¿Qué pasó si de San José venía de ser la gran figura? Se preguntan todos sin excepción y la respuesta parece indudablemente vinculada a la cálida gente de Oruro, que hizo renacer jugadores, los promociona en otros casos, pero casi invariablemente los eleva a la altura de figuras de primer orden del balompié nacional.
Aunque hay otros equipos que también podrían mencionar lo mismo, la cantidad de jugadores que "volvieron a la vida", por expresarlo de alguna manera, cuando se pusieron la "V" azulada es impresionante.
"Es que tiene que ver con la forma de ser del orureño, del minero, concretamente, que le hace sentir al futbolista que se pone la camiseta de San José que se lo quiere, estima y se le da todo lo que difícilmente en otros clubes podría encontrar", señalaba Fernando Aramayo, uno de los más acérrimos hinchas de los "Santos" y no deja de tener razón.
"Los taxistas se niegan a cobrarte el pasaje, los carniceros te dan dos kilos cuando pediste uno, te hacen rebajas en las tiendas cuando compras y siempre, pero siempre te están alentando, por eso cuando llega el día de jugar el partido, salen y entregan el mejor de sus esfuerzos, se convierten en figuras porque no quieren defraudar a su gente", asegura Aramayo, quien es un hombre ampliamente vinculado al automovilismo nacional.
Los ejemplos saltan a la vista: Luis Galarza cuando dejó La Paz no tenía cabida en The Strongest ni en Always Ready, llegó a Oruro para salir campeón con San José y convertirse en ídolo del pueblo. "Fueron los últimos años, los que más emociones me dieron en mi carrera", dijo alguna vez el notable guardameta que supo vestir la casaca del seleccionado nacional.
También Luis Emilio Ludueña y Antonio Caruso, arqueros de primera línea en el balompié nacional salieron del cuadro de Oruro siendo figuras para otros equipos grandes.
Entre los delanteros estuvo "Tucho" Antelo, que consiguió la mayoría de los 300 goles que lo llevaron a ser goleador mundial, precisamente en la ciudad de Oruro, cuando Bolívar ya no lo necesitaba: Lo revalorizó al extremo de ser contratado nuevamente por los grandes.
Cuando parecía que jugadores como Eduardo Villegas, Ramiro Vargas o Mario Rolando Ortega no tenían espacios, apareció San José y los volvió a catapultar nuevamente a los primeros planos.
Un desconocido Pablo Escobar ahora puede degustar las mieles del éxito en Brasil gracias a la oportunidad que encontró en San José . Alex Da Rosa jugó sus mejores partidos y campeonatos con el plantel orureño; lo propio pasó Sandro Coelho, que salió campeón con lo "Santos" cuando ni siquiera en The Strongest tenía espacio. El "Pato" Pizarro se quedó a vivir en la defensa y se podrían sumar a la lista muchos otros, pero solamente se mencionan esos jugadores para no hacer ampulosa la lista.
En materia de entrenadores está Marco Ferrufino, su actual director técnico y una vez campeón con San José y el caso más notable tal vez sea el de Sergio Apaza, quien encontró su primer equipo profesional de la Liga, precisamente en el cuadro de Oruro, con el éxito que luego le sucedió.
Por allí también pasaron Raúl Pino, cuando ya nadie lo tomaba en cuenta o Roque el uruguayo que mantuvo un record impresionante con los de Oruro con cerca de dos años sin perder en calidad de local.
A San José le quitan sus mejores jugadores todos los años y siempre vuelve a ser protagonista, sobre todo debido a que a Oruro llegan jugadores con hambre de gloria, con o sin pasado exitoso, pero vuelven a ser figuras porque hay un factor que se anota indudablemente por encima de otros, que nunca podrán decir que ante todo y sobre todo, en Oruro hay compromiso con su gente.
Tal vez por eso es que el lema está mejor aplicado que nunca: San José es Oruro y Oruro es San José, a lo que habría necesidad de agregar que también es el equipo que mejor promociona a los jugadores en el fútbol boliviano, los torna figuras, que una temporada después, en otros equipos, no reciben sino el reproche de sus hinchas, silbidos y comentarios en sentido de que la casaca les quedó grande.
Es San José, indudablemente, un equipo especial (y grande por supuesto), del fútbol boliviano.
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